Escucho la lluvia
y el lenguaje natural de los pájaros;
mientras un silencio cuelga
monedas de su piel,
rastrea intimidades
y yo, entretengo mis palabras,
construyo vitalidad de voces,
escribo a la deriva,
y siento como quema el oficio,
cuando incandescencias
de un largavistas atolondrado
desflora sensaciones a la diestra de mí,
acaricia a la hembra que llevo
y entre alaridos de furias y torpes recuerdos
agita los pañuelos
y con una nueva algarabía al hombro
silba sueños, empina el alma
y sin más vueltas anda por el aire
con todos los trasluces de vientos nuevos,
mirando desde un poema.
Ya te lo he dicho personalmente,esta poesía me hizo llorar, es muy muy bella.
ResponderEliminar