Mujer

Anonadada entre sus duendes,
respira en el silencio
de las incandescencias,
toda la fragua de los días
y busca veredas y trinos
que le han crecido
desde sus alas..
Sin permitirse ahogos,
ni baldes de lágrimas
golpea la espiga diaria
y camina fotalezas
que le vienen desde
la tozudez del alma.
Ella no sabe de desmayos,
sí sabe de luchas
cuando alguien pega mal,
sin embargo entrega
sus perfiles a la vida
y en ese instante natural
de ternuras que la colman.
Pone voces a las pieles,
y discute con el tiempo
una hora más.
Entonces cuando relojes
pasan y un cielo de canas
cubre sus cabellos,
se embriaga de nombres y sonidos
fijados desde siempre
en la palabra que la nombra,
para ponerla de pié.

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