Perímetro


Lo condujeron al lugar asignado. No quiso mirar. Entonces cerró fuertemente los ojos y se quedó así largo rato. Luego quiso ver, los abrió y sin poder llorar giró su cuerpo, o al menos lo intentó. Allí no había ni relojes, ni puertas. Después lo tomó desprevenido la imposibilidad de moverse. Sólo había un silencio largo e inmanejable.
Y la pared que estaba frente a él tenía dibujos de ventanas asombrosas, alentándole los sueños, pero estaban cerradas y lo presionaban acercándose más. Quiso pararse pero las ventanas no lo dejaron, ni se abrieron cuando pudo tocarlas, porque empezaron a decolorarse. Luego aparecieron líneas rectas, que cambiando de posición comenzaron a señalarlo como si fueran falanges acusadoras.
Las horas estaban en completo desacuerdo y el espacio era desperfecto. Un ruido lo sacó de su postura molestándolo, era el hipo; puso entonces su cuerpo hacia la izquierda, pero un dolor en su columna vertebral lo inmovilizó, produciéndole calambres. El hipo continuaba y ruidos de afuera se oían a través de las paredes y eran como estacas en sus oídos. Quiso ser alguien, no lo dejaron, fue conformista, lo reconoce. Se le despertaron enormes confidencias y se tranquilizó pensando que todo fue hecho con la mejor buena voluntad, pero así y todo, se cuestionó algunos porqués. Adriana, su mujer, últimamente no cuestionaba; sólo una vez le dijo 'el tiempo pasa y te puede'.
Primero lo pensó, más tarde lo analizó y después siguió como siempre, hoy se lo reprocha. Ahora una pared a la derecha, llena de enredadera y musgo, avanza hacia él; como en una película de terror, vio su pasado acunado en los brazos del presente.
De la pared que sigue avanzando nace una lluvia finita pero persistente. Dijo: 'es lluvia' y se corrió hacia la izquierda; la lluvia lo mojaba, parecía como si lo quisiera borrar. Él empezó a sentir los prohibidos y los permitidos chasqueándole la lengua.
La saliva porosa por la lluvia lo ahogaba. Recordó gestos buenos, implacables, obstinados, perversos, tiernos o sólo interesados en reírse. Deseó una lata de cerveza, pero no se la alcanzaron. Miró hacia arriba, creyó ver los cigarrillos, un secreto de toda la vida se le escapó de una botella descorchada y se partió en mil pedazos, ya no tenía a quién contarlo. Los pedazos entonces se le vinieron encima, el hipo dejó de castigarlo. No supo si el agua había mojado demasiado su cara o si eran lágrimas. Extrañó el mate, un bizcocho con manteca, un vaso de vino, el diario y la presencia de Adriana.
¿Dónde estaba ella? Un ruido pasivo lo sorprende, era una mosca, demasiado esquelética, la que se posó en su pecho y frotaba sus alitas. El piso temblaba, él cree que es su cuerpo pero el hipo lo inmoviliza de nuevo y la espalda es un plomo; adopta como puede una posición fetal y se imagina un calor suavecito dentro de un vientre.
Oye el sonido de un teléfono, acaso alguien pregunta por él. No obtiene respuesta y el teléfono sigue sonando; una ternura suma algunos latidos, sabe de qué se trata, le involucra el alma. Está a punto de gritar; la pared de enfrente se acerca, su grito se pierde. Sólo unos pocos sentidos agudizados a la fuerza lo enfrenta a la realidad. Recién ahora surgen pensamientos que como verdades absolutas se inauguran en él, porque ciego, sordo y mudo de su propia soberbia, nunca vio. Todo lo cerca, milímetro a milímetro, las paredes avanzan, tira una patada, se le destroza el pie, sus sueños desaparecen, primero ver colores, luego brillo, luego un moho verdoso le quita la respiración, sus gestos se arrugan, los dedos también, la mirada se hunde, se hunde; tira débilmente un puñetazo que no llega a ninguna parte. Nota la incomodidad, trata de encogerse. Pelea con las pocas cosas que le quedan. Piensa en el fin, ¿lo quiere? Arriba debe haber estrellas, no ve relojes, ni puertas. Nadie viene, está solo, el aire no llega a sus pulmones como debería. Trata como último recurso de bajar, pero no existe un fondo. Afuera no hay más ruidos.

1 comentario:

  1. toda vos Raquel sos fuego en la palabra...cuando te leo me queda en el alma la sensación de la luz, un abrazo....
    Claudia

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